31 de mayo de 2009

La historia de los perdedores


Dicen que la historia la escriben los vencedores.
Y realmente, no les falta razón a quien afirma esta obviedad. Desde que el mundo es mundo, la "verdad" siempre tuvo un estómago grande y agradecido que se arrimaba al son que más le calentaba. Nunca una victoria fue silenciada, y hubo siempre quien bufoneó por unos mendrugos de clemencia.
Todo rico, poderoso, dictador o sátrapa de turno tuvo entre su corte alguien que ejerció de juglar para su gloria.
Nadie recuerda, sin embargo, aquel que no llegó unos metros más allá, unas milésimas antes o un golpe un poco menos certero que el de su contrincante. Queda en ese olimpo de perdedores quien no hizo un pacto con la suerte y arrancó con sus propios dientes las raíces en la más cruenta lucha.
Sin embargo, esta noche es diferente. Creedme si os digo que he visto, Palmera abajo, la misma bandera -verde y blanca- de aquellos que lloraron alejándose de su tierra. Su gloria de Imperio capituló, mas no su recuerdo. Son sus caras las mismas que las de aquellos patricios que vivieron al lado de un río. Sobre sus cabezas agachadas se atisban laureles de cielos que las golondrinas se encargaron de ir despoblando a golpe de amarguras...son estos niños que veo hoy los mismos que gritaron "campeones" a un equipo sin corona. Faltos de pan, pero llenos de decencia...
Y aunque es cierto que los ganadores son quienes redactan la historia. Hoy, los perdedores, hemos escrito recto con los renglones torcidos de nuestra memoria.

20 de mayo de 2009

El regreso


Regresar siempre tiene una doble cara:
En una tienes el alma abierta, el corazón claro y la sonrisa amplia. En ese caso, es como entrar de nuevo en la cueva de los recuerdos: puedes encontrarlo todo tal y como lo dejaste. En cada esquina te topas con la memoria que te besa dulcemente y notas cómo te engulle la tierra que soñabas pisar.
Pero también, el envés del olvido juega a la ruleta rusa con la bala del ayer. Ves que algo cambia -puede que tú mismo- mientras el metro sigue vomitando huesos en los andenes de la próxima parada; las manos encallecidas, el alma de baja temporal y los ojos hundidos en océnanos de sal te recuerdan sitios por los que antes pasaron otros como tú, incluso con tu mismo nombre.
Y es que es lo que tiene todo regreso: deseas que llegue, pero con los ojos que lo vieron por vez primera.
Hoy regreso más mayor y más cansado, con una nube en la mente que me cuesta apartar...pero al fin regreso...

13 de mayo de 2009

Cosmética política

No voy a entrar en lo que piensa cada uno al respecto. No será hoy, aunque se podría, el debate de discusión la "píldora sí o píldora no". Si se me apura, no haré valoraciones personales sobre la conveniencia de ofrecer este anticonceptivo sin una receta previa a menores de edad. Tampoco hablaré de la falta de comunicación, del sexo sin valores, ese que TODOS alguna vez hemos tenido, de la objeción de conciencia farmacéutica, de la sociedad tan decadente en la que estamos viviendo, de la Conferencia Episcopal, de peperos, de beatos por tradición. No.
Hoy me apetece entrar un poco en la política de gestos que tan acostumbrados nos tienen nuestros dirigentes. Asistimos, pues, a la era de la "cosmética política". Como lo oyen. Esa política que vive de los gestos, de meterte los ideales por los ojos a golpe sacarlo en televisión y que, en realidad, sólo nos sirve para nadar sobre la superficie de las cuestiones. Nos ciegan para que, repitiéndolo, nos acabemos convenciendo de su importancia.
Ocurre con el Ministerio de Igualdad encarnado en Doña Bibiana Aído. Es este un ministerio cosmético: igual nos presenta un video contra la violencia de género (no digo que no sea importante concienciar, pero no hace falta que nos lo cante Huecco para luchar desde el sentido común contra esta lacra) que nos demuestra, previo informe detallado, que la subida de la batata argentina repercute sobre la sociedad machista que no deja que la mujer alcance la plena igualdad. Demasié.
La última, ha sido la aparición estelar de la ministra -que en el fondo es una mandada y sería injusto que recayera sobre ella todas las críticas- en las fotos que rubricaban la aprobación de dar la píldora en las farmacias. Que yo sepa, este asunto compete exclusivamente a Sanidad. Si se me apura, no hubiera estado mal que alguien de Justicia hubiera acompañado a Trinidad Jiménez (al fin y al cabo, se trata de modificar la normativa), pero lo incoherente, absurdo e incluso burlesco de toda la película es ver cómo nos hacen creer, tanto uno como otros -porque aqui no se salva ni Catano el de las Navas- la importancia que tiene algo que en la práctica carece en absoluto.
De mientras, las mujeres, siguen sin gozar de igualdad de oportunidades...y nosotros, nos seguimos haciendo fotos. Vendiendo cosmética al mejor postor.

10 de mayo de 2009

Vacía


Vacía la plaza, con ausencia de miradas, me recuerda en estos días de mayo a una caja que contuvo un regalo.
Miradla desde mi barrio: altanera, gallarda...su blanco empedrado difumina el sol de viejas tardes de gloria y fracaso. En su forma irregular recoge millones de suspiros entrecortados. Es como una amante, vieja y paciente amante, que sabe callar porque se sabe ganadora en la batalla de las sábanas enredadas.
Tras el ocaso, ella se remanga el vestido grana y se recoge el pelo con horquillas de plata. Pausada, porque es veterana en el combate de la vida, se perfuma para ella y bebe del chorro que la Luna le obsequia desde el cielo. Soñando, así, la más bella historia de amor que acabará siempre abriendo la Puerta del Príncipe de sus recuerdos.