10 de mayo de 2009

Vacía


Vacía la plaza, con ausencia de miradas, me recuerda en estos días de mayo a una caja que contuvo un regalo.
Miradla desde mi barrio: altanera, gallarda...su blanco empedrado difumina el sol de viejas tardes de gloria y fracaso. En su forma irregular recoge millones de suspiros entrecortados. Es como una amante, vieja y paciente amante, que sabe callar porque se sabe ganadora en la batalla de las sábanas enredadas.
Tras el ocaso, ella se remanga el vestido grana y se recoge el pelo con horquillas de plata. Pausada, porque es veterana en el combate de la vida, se perfuma para ella y bebe del chorro que la Luna le obsequia desde el cielo. Soñando, así, la más bella historia de amor que acabará siempre abriendo la Puerta del Príncipe de sus recuerdos.

7 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Ojalá yo supiera expresar mis sentimientos por las cosas y personas queridas de esa forma tan fácil y bonita que tú lo haces.
Saludos.

Ana Pedrero dijo...

Vacía, pero llena de silencios y gloria que dejan eco en los tendidos. Sólo tienes que cerrar los ojos y escuchar su roneo.

Precioso. Volveré. :)

Covadonga del Peso dijo...

Siempre la he imaginado como tú dices, como una amante.
Pero se que Sevilla también es mi amante, ya lo sabes. Con un post así, además escrito por ti, no puedo ser imparcial.
Precioso.
:+

sevillana dijo...

Como dice berrendita está llena de esos silencios de días de corridas, algún día escribiré algo sobre ella, todos los dias camino del trabajo y al llegar a su altura siempre me quedo embelesá mirándola.
Saludos

El Divino Calvo dijo...

Se está usted saliendo de la pelleja, compadre.

PEPE LUIS TRUJILLO DEL REAL dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
PEPE LUIS TRUJILLO DEL REAL dijo...

Buenos Dias, Reina Mía!!!
- Ha descansado usted bien y yo que me alegro...

Todo eso y mucho más, por nada lo cambio, será por su albero regado de sangre y gloria y el beso de carmín que en los tercios ha quedado manchado de almagra...
Será la gloria que nos aguarda al cruzar la puerta de la gloria del Templo Sagrado de la Tauromaquia y contemplar que al fondo nos esperaban los mágicos atardeceres, que iluminaban los cielos de Triana...