Mercado de mi barrio, repleto estás de puestos: fruterías, pescado, carniceros, de flores… pero entre todos ellos, me quedo con algunos que no vocean productos, pasando inadvertidos. Me embobo y los observo bajo faldas de lino como si éstas borraran mi imagen de la tierra.
Puestos que no madrugan para ir a la lonja. Su género se compra bajo las almohadas. Se vende en poca dosis y en tarros de cristales: Si se consume mucho, debes guardar reposo. No es bueno que te vean riendo todo el rato, jugando con los niños o cantando a los Rollings. Este mundo de deudas no sabe de sonrisas, de baile o de mudanza de piel a corto plazo. Te tomarían por loco, creerán que estás drogado y terminarán siempre registrando aquel puesto Que nunca antes lo vimos y nunca antes compramos. Precintarán su puerta. Cerrado sine die…
Para vender abrazos, amor o compañía, debes tener primero los papeles en regla.